Amanece en New Jersey y después de un abundante desayuno para coger fuerzas, nos montamos en el autobús con destino a New York.
La primera parada era en Central Park, el parque más grande de la ciudad con una extensión de 341 Hectáreas (un pelín más grande que la Alamedilla). Es un oasis para las aves migratorias ya que contiene varios lagos artificiales. Además de esto se pueden encontrar dos pistas de patinaje sobre hielo, zonas de hierba para actividades deportivas, un zoo...
Salimos de Central Park hacia Fifth Avenue y empezamos a caminar por esta interminable calle, llena de tiendas impresionantes, restaurantes, oficinas y edificios que parecen tocar el cielo. Entre las tiendas más conocidas cabe destacar Apple, Schwarz, Armani, Cartier...
Hacemos una primera parada en "Trump Tower", que es propiedad del actual presidente de los Estados Unidos y alberga el ático que Donald Trump utiliza como residencia privada.
Continuamos nuestro camino hacia el sur de la Quinta Avenida y nos encontramos con la Catedral de San Patricio. Es de estilo neogótico y parece humilde en comparación con el cercano Rockefeller Center, que la supera considerablemente en altura. Fue restaurada entre 1927 y 1931 y fue ahí cuando se instaló el gran órgano que se esconde en su interior.
Cruzamos Fifth Avenue para adentrarnos en Rockefeller Center. Es un complejo de 19 edificios comerciales, siendo el "General Electric" el más importante, el cual se construyó en 1930 y tiene una altura de 266 metros. Aquí es donde se instala la famosa pista de patinaje sobre hielo y el gran árbol de Navidad que tantas veces habréis visto en las películas.
Seguimos caminando por la Quinta mientras vamos observando el estilo de los edificios, las enormes tiendas, la multiculturalidad de los transeúntes, el ruidoso tráfico...todo es como en las películas.
Nos lleva una media hora llegar hasta nuestro próximo destino, el Empire State Building.
Este homenaje a la construcción data del año 1931 y tuvo el honor de ser el edificio más alto del mundo durante más de 40 años. tiene 102 plantas que en su mayoría funciona como oficinas. Su altura es de 381 metros, pero alcanza los 443 con la antena. Subimos hasta el piso 86 donde las vistas desde arriba son increíblemente espectaculares. Se puede divisar con absoluta claridad el Down Town de un lado y en el opuesto Central Park rodeado de rascacielos. Una imagen grabada para siempre en nuestra retina.
Paramos para comer un típico "hot dog" y picar algo en Dunkin´ Donut antes de ir a visitar Chinatown y Little Italy. Nos montamos en el metro y al salir de nuevo a la superficie el ambiente era totalmente diferente.
Chinatown es habitado por la mayor etnia china fuera de Asia, donde aproximadamente residen 150.000 chinos o chino-americanos. Cuando caminas por sus calles parece que estuvieras en otro país, todo escrito en chino, con tiendas, restaurantes y negocios típicos de esta cultura. Además pudimos pasear por "Little Italy" y disfrutar de las fiestas en honor a San Genaro.
Lo cierto es que el cuerpo ya no daba para más, el cansancio se había apoderado de los alumnos y también rondaba sobre nuestras cabezas la idea de que el final de esta experiencia estaba próximo a llegar.
Pusimos rumbo al aeropuerto sobre las 16:00 con mucho tráfico como de costumbre y al llegar nos dieron la noticia de que nuestro vuelo se había retrasado tres horas. Desolación por la larga espera a la par que alegría por alargar el tiempo disponible para estar con nuestros compañeros de viaje.
Al fin embarcábamos, con mucho sueño (aunque alguno ya había probado el suelo del aeropuerto) y con ganas de despertar en abril para seguir viviendo la segunda parte de esta increíble historia.
Un placer haber conocido a tantas buenas personas y nuestro más sincero agradecimiento por su hospitalidad, amabilidad y dedicación.
Nos vemos pronto.